miércoles, 24 de noviembre de 2010

No te vayas

No te vayas con tus muertos por favor, no te vayas Yo rezo por vos día y noche. No me dejes sola, no me quites mis más profundos motivos de ser y hacer.

Se fueron hace tiempo aunque no se el porque. Pero no te vayas vos también.

Si, es verdad, mi frialdad ante la muerte aumentó; quizás ésta sea mi única anestesia frente al dolor. Hoy ya no creo en nada ni en nadie, no espero ni siento intensamente; ya no me duele tanto lo que ayer me mataba. Hoy ya no me interesa la cantidad de mis ahorros o si las boletas se amontonan, no me inquieta la injusticia, no tengo ganas de volar tan alto ni de soñar tan lejos. Aprendí a seguir sin más.

Pero tú me puedes, me inquietas, me das insomnio, tus amenazas son mi condena eterna, pienso incansablemente como es que no te puedo llegar a entender si es que aprendimos de los mismos libros y vimos los mismos ojos, si caminamos y llenamos de historias las mismas paredes, lloramos los mismos ríos y cuestionamos los mismos finales.

Solo te pido un favor, mantén viva tu respiración, descansa tus pensamientos, relaja tu corazón y no hagas nada. Es momento de seguir aunque escaseen las razones, aunque no sientas nada y no veas la diferencia.

Vendrán estrellas fugaces que seguramente no veremos y harán salir risas de momentos idiotas. Vendrán madrugadas apuradas llenas de vida y viviremos momentos que no vamos a valorar donde la felicidad esté sin saber porque.